Qué ver en la medina de Marrakech

Un viaje a Marrakech es una aventura por el lado más auténtico de Marruecos. Las calles laberínticas de la medina o barrio antiguo son ideales para perderse sin rumbo. Los aromas de especias y de té verde humeante nos acompañarán mientras recorremos el casco antiguo de esta palpitante ciudad.

Plaza Jemma el Fna

Marrakech fue la capital del Imperio Islámico y actualmente es el foco comercial y turístico de Marruecos. Puedes empezar tu recorrido visitando la Plaza Jemma el Fna, situada en el corazón de la ciudad. Este lugar, epicentro de la cultura popular de Marruecos, exaltará tus cinco sentidos. Aquí se fusionan los deliciosos aromas de la gastronomía marroquí con los olores de inciensos amaderados, naranjas y frutos secos tostados.

Los oídos se entusiasman con la música de artistas callejeros, monos gritando y gente regateando precios. Prueba los zumos de frutas recién hechos que encontrarás en los puestos móviles ubicados en medio de la plaza. A unos pasos, se ubica el zoco más grande de Marruecos, recorre sus estrechos pasillos para descubrir tiendas pintorescas e historias de vida únicas.

Plaza Jemma el Fna

Casas de té

A pesar del ritmo agitado de la medina, también puedes encontrar espacios de tranquilidad para hacer una pausa y tomar té. El típico té marroquí está hecho a base de té verde y menta. Se bebe todos los días y a toda hora. Es un ritual que forma parte de la cotidianidad de los marroquíes: se prepara en pequeñas teteras de plata, se sirve muy dulce y en unos vasos de vidrio templado, característicos del país. Se acompaña de hojas frescas de hierbabuena. Es la bebida más consumida en Marruecos y la que se ofrece a los invitados como muestra de hospitalidad. Por ello, si te ofrecen un té, no dudes en aceptarlo, es delicioso y no te vas a arrepentir.

Preparación para el tomar el té

Jardines y mezquitas

Cerca de la medina de Marrakech hay dos puntos de interés que te recomendamos visitar en tu próximo viaje a Marruecos. Los Jardines de Menara, fundados en el siglo XII por la dinastía Almohade, están rodeados de olivos y tienen un antiguo estanque donde se reflejan los atardeceres de la ciudad. Se dice que antiguamente el edificio central, situado frente al estanque, era el lugar preferido para los encuentros amorosos de los sultanes.

La mezquita de Koutoubia, construida también en el siglo XII, está resguardada por su imponente minarete de 77 metros de alto. La torre es el símbolo del arte islámico, su diseño y proporciones inspiraron tanto la Torre Hassan de Rabat como la Giralda de Sevilla. “Koutoubia” significa «de los libreros», este nombre se debe a los numerosos puestos de libros que rodeaban la mezquita en sus primeros tiempos.

Jardines de Menara

Mágicos riads

En la medina también encontraremos los típicos y cautivadores riads, casas tradicionales marroquíes que cuentan con un patio interior alrededor del cual se distribuyen las habitaciones y zonas comunes. Suelen tener una fuente central o un pequeño jardín y su arquitectura interior es muy marroquí, con suelo de mosaicos, arcos, columnas y azulejos. La forma en que están construidas permite que los ambientes se mantengan frescos a pesar de las altas temperaturas. Además, la mayoría de riads tienen una azotea donde se puede disfrutar del sol y beber té. Por fuera son muy sencillos y no tienen ese atractivo interior, quizás porque la sociedad marroquí es reservada y poco dada a las ostentaciones. Encontrarás una fachada simple y sin pretensiones, pero al atravesar el umbral se te revelará toda la magia y el carácter marroquí.

Patio interior de riad marroquí
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